El camarín es un nuevo espacio que se agrega al templo en el movimiento barroco. Surge en el siglo XVII para satisfacer el deseo de intimidad, de soledad y de silencio para lograr la comunicación con la divinidad. Sustituye al nicho central del retablo y suspendido tras éste, consta de una sala rectangular en alto para garantizar su visión desde toda la iglesia. El camarín de la iglesia del Santo Cristo fue el último elemento constructivo de la segunda fase de la misma, terminándose en el año 1760. Consta de una sala rectangular de 21 mts. cuadrados aproximadamente con dos arcos, uno que se comunica con la nave de la Iglesia y otro con la entrada que parte de la escalera, que está situada en un espacio rectangular con cubierta plana y ventana ovalada con vidriera. El camarín presenta una bóveda de medio cañón con lunetos y cúpula central sobre pechinas, con yeserías y vanos con vidrieras y el anagrama J. H. S. en cada una de ellas.

El hecho de que la escalera se encuentre fuera del eje del templo, acentúa el carácter de espacio trascendente del camarín, contribuyendo a su misterio con su exquisito ornato a través del cual se expresa toda una simbología que queda reflejada en las pinturas murales y en la cerámica.

camarin1El camarín que alberga la imagen del Stmo. Cristo de la Misericordia sirvió además para guardar los objetos de cultos relacionados con dicha imagen; pero dadas las reducidas dimensiones del mismo, dichos objetos se encuentran hoy expuestos en el museo de la Hermandad que se inauguró el día siete de febrero de mil novecientos noventa y ocho. El camarín, igualmente sirve para exponer los exvotos que los devotos ofrecen por una gracia benefactora concedida. En él hubo gran cantidad de exvotos que con motivo del incendio que se produjo en el año mil novecientos diecisiete y que afectó a toda su totalidad, desaparecieron; pero quedo uno como reliquia y que se encuentra hoy en la Sacristía, y en el que aparece el siguiente texto: Hallándose Concepción Blanco padeciendo aguda enfermedad y sin esperanza de vida su Madre Carmen Carrión imploró al auxilio del Stmo. Cristo de la Misericordia y su Sta. Madre de los Dolores y recibió su salud y para memorizar puso este. Año 1860.

En la década de los cuarenta, este camarín llegó a acoger un número importante de exvotos entregados por aquellas personas que a través de sus múltiples plegarias habían sido oídas por esta milagrosa Imagen, conservándose en sus paredes. En este espacio, el elemento simbólico y decorativo alcanza su máximo esplendor; aunque el propósito que se perseguía no era el de un simple adorno más o menos estético, sino una clara intención didáctica y moralizadora. “El arte barroco busca todos los medios para impresionar al propio hombre y estimular su actividad”.

Estas pinturas murales iban encaminadas a mover a devoción y despertar la piedad de los fieles, mostrándonos un gran realismo en la escena, principalmente en los temas de la Pasión y el de la Mater Dolorosa, como partícipe de los sufrimientos y dolores de la pasión y muerte de su Hijo, temas que precisamente son los que aparecen en las distintas bóvedas del camarín. En la bóveda del lado del Evangelio se representa la escena de la Piedad, a la que acompañan en los lunetos laterales la pintura de S. Marcos y otra imagen, quizás la de otro evangelista, que se encuentra en grave estado de deterioro. El centro de la bóveda lo ocupa un escudo que conserva en su interior una cruz y tres flores de lis, representándose en el arranque de la misma varios ángeles que llevan la columna donde Jesús fue flagelado (momento que representa la figura objeto de devoción en esta iglesia, el Santo Cristo de la Misericordia) y la Cruz con el sudario, símbolo de la muerte y de nuestra redención.

En la bóveda de la Epístola aparece un nuevo tema de la Pasión, el momento de la Oración de Cristo en el Huerto de los Olivos, tema que se repite en uno de los arcos formeros del presbiterio. Al igual que en la bóveda anterior, está flanqueada por dos lunetos con las imágenes de otros dos Evangelistas: S. Juan y S. Lucas. En su centro, de nuevo aparece pintado un escudo compuesto por una cruz y dos estrellas. Este escudo, que representa un símbolo más del propio título de la Hermandad de la Misericordia, el de la Caridad, destaca en varios lugares de la iglesia, como se puede observar en la propia portada o en la parte superior del retablo; también aparece en una de las insignias más representativas de la Hermandad, como es la vara del Hermano Mayor, compartiendo espacio con el escudo de la misma.

Siguiendo la misma estructura que en los lunetos y bóveda anterior, aparecen figuras de los ángeles, esta vez con elementos simbólicos de la Pasión, como las tenazas, el martillo o el sudario. Estos elementos aparecen igualmente en bastantes enseres y esculturas de la Hermandad, como se observa en los bordados que formaban parte de la urna de Cristo y que hoy están colocados en el muy original respiradero del remodelado paso de palio o en los ángeles custodios que van en cada una de las esquinas del paso de Cristo.

La cúpula central se encuentra dividida en ocho gajos y decorada a base de cestones y querubines. Las pechinas de la cúpula están igualmente decoradas, representando a cuatro figuras ejemplares de la Iglesia: Hacia el lado de la Iglesia, la figura de S. Agustín, considerado como el Padre de la Teología y al que se representa iconográficamente en sus funciones de obispo con mitra y báculo y la figura de S. Pascual Bailón, lego franciscano que se distinguió especialmente por su amor y devoción a la Eucaristía, venerado igualmente en la capilla de San Roque, que fue iglesia de un antiguo convento franciscano desde su fundación en 1624.

Hacia el lado de la puerta de acceso al camarín, se encuentran representadas en las restantes pechinas de la cúpula en un lado, un fraile franciscano que parece corresponder a Bernardino de Obregón, que perteneció a la Orden terciaria franciscana y que fundó en 1589 la Congregación de los Obregones que estuvo al frente del Hospital de la Santa Caridad y Misericordia desde el año 1664 hasta finales del siglo XVIII, y en la otra, un nuevo ejemplo de religiosidad, S. Ignacio de Loyola, una de las iconografías más frecuentes en el arte de la Contrarreforma.

Otra parte que también aparece decorada en el camarín es el arco que comunica con la iglesia; en su intradós aparecen nuevas referencias a elementos representativos de la Pasión, como clavos, lanzas y látigo, junto con pasajes del Salmo 76. Todas estas pinturas que mueven a religiosidad fueron realizadas en el año 1760, obra del mismo autor que realizó las del presbiterio, relacionadas con el estilo del pintor sevillano Juan de Espinal  ascendiendo el coste de las mismas a más de cinco mil reales, aunque en esta cantidad estaba incluido el dorado del sagrario y el sombrero de madera del púlpito de fresno.

El camarín sufre una profunda modificación en el año mil novecientos diecinueve, tal como consta en el acta de cabildos del diez de junio de dicho año “…A raíz del incendio casual que en el año anterior había inutilizada la parte baja del camarín del Señor, el mismo camarín y la sacristía, lo cual no se había hecho constar en acta porque la imagen del Señor no había sufrido milagrosamente desperfecto alguno…”

Había que reconstruir lo dañado y para ello, la Junta de Gobierno de la Hermandad presidida por D. José Zayas Caro procedió a pedir a los hermanos la correspondiente suscripción, llegándose a recaudar un total de nueve mil ochocientas setenta y cinco pesetas.  Archivo General del Arzobispado de Sevilla. Justicia. Hermandades. Legajo 208. Autos seguidos contra los Hermanos Mayores Cristóbal de Sanjosé y Bentura de San Eugenio sobre apropiación de fondos. Comparecencia de D. Miguel de Vargas presbítero el día 23 de Abril de 1772. Fueron cuarenta y cinco los hermanos que aportaron algún donativo para el arreglo del camarín. Los donativos oscilaron entre las 25 y las 500 pesetas.

camarin2Las obras se concluyeron el día nueve de junio de mil novecientos diecinueve y consistieron en “… reto que de algunas pinturas antiguas de indudable mérito que por la acción del tiempo y efecto del humo estaban casi borradas, colocación de azulejería sevillana y arreglo de la sacristía…“. El importe total de la obra ascendió a trece mil seiscientas noventa y cuatro pesetas con noventa y cinco céntimos, siendo suplida la diferencia entre los gastos y lo recaudado por el Hermano Mayor, Sr. Zayas Caro.

Para rememorar aquel suceso se erigió una cartela en cerámica que está colocada en el lugar más visible, en el frente de la escalera por la que se accede al camarín y cuyo texto es el siguiente:

“Pues por infinito amor, permites ser azotado, insultado y despreciado Misericordia Señor”

En el año del Señor de 1917 siendo Hermano Mayor D. Fernando Torres Piñar se inició un fuego que destruyó gran parte de este camarín salvándose milagrosamente la imagen del Santo Cristo y debido a la generosidad y gran devoción de los hermanos de esta Hermandad se restauró e inauguró solemnemente en el año 1919, siendo Hermano Mayor de la misma D. José Zayas Caro y Capellán D. Rafael Ramos Martín.

Dirigió las obras el arquitecto D. Aníbal González y decoración con azulejos Vigil-Escalera y Díaz.

Las obras de restauración se iniciaron en la sacristía que sufre una amplia transformación, desplazando la puerta que desde la construcción de la iglesia se encontraba a un lado, frente a la puerta de acceso a la Iglesia, tal como se puede observar en el plano del documento no 5, al centro de la misma, como se conserva en la actualidad; aunque la puerta que era de madera fue sustituida recientemente por otra de hierro para dar mayor seguridad a la entrada de la iglesia. Su suelo fue enlosado con solería de mármol y se alicató con cerámica sevillana.

El camarín sufre igualmente una completa remodelación, colocando en su suelo un tapiz de mármol rosa y blanco figurando mosaico. Los mármoles fueron adquiridos a la Marmolería sevillana y el costo de los mismos incluida la escalera ascendió a dos mil pesetas.

Se colocaron también una serie de vidrieras: Una es un óvalo de 1,59 x 0,75 en el techo de la cubierta de la escalera, otra está situada en el arco de entrada de 0,86 m de diámetro y una serie de óvalos de 0,45 x 0,67 que están colocados en los vanos de la cúpula. Estas vidrieras fueron adquiridas en la Vidriera Artística de Madrid y cuyo costo ascendió a setecientas veinticinco pesetas.

Las pinturas del camarín sufrieron un grave deterioro tal como hoy incluso podemos observar, pero fueron retocadas en parte. El autor de esta restauración y decoración fue E. Zaragoza que cobró por este trabajo la cantidad de mil quinientas pesetas.

La última modificación que afectó a las obras del camarín consistió en la colocación de los azulejos que decoran el espacio tanto de la escalera como del propio camarín; éstos son de superficie lisa en blanco y azul y fueron realizados en los talleres de Don Francisco Mensaque y Cía.

Todas las obras de albañilería fueron dirigidas por el insigne maestro de obras arahalense D. Antonio Salvador  que trabajó a las órdenes del arquitecto Aníbal González desde los meses de abril a julio de mil novecientos dieciocho, estando al frente de once hombres entre peones y oficiales.

En los distintos paneles de azulejos aparecen inscritos sus nombres, así como el del ceramista y el año de realización:VIGIL ESCALERA DÍAZ ME FECIT ANNO DOMINI MCMXIX (Vigil Escalera Díaz me hizo año del Señor 1919).

En los paneles de cerámica de 1,80 m de altura que rodea todo el camarín se utilizaron cuarenta metros cuadrados de cerámica de la casa Mensaque en la que predominan los tonos azules y blancos sobre fondo amarillo y se desarrollan sobre pilastras abalaustradas, presentando una cartela central con temas eucarísticos de los que parten roleos vegetales y animales, flanqueados por columnas salomónicas. Los temas eucarísticos se reparten a lo largo de los diferentes paneles, con una inscripción en su parte superior:

Sobre el arco que da acceso a la nave de la iglesia aparece personificada la Caridad en una figura femenina rodeada de niños y acogiendo a uno en sus brazos.

En su mano izquierda sostiene un corazón del que desprende fuego. Ese corazón ígneo, símbolo de la caridad y del amor hacia los demás. Esta representación guarda gran parecido con la representación iconográfica de la pintura de la Caridad de Andrea del Santo.

Esta figura está flanqueada por los escudos de Arahal y el de la Hermandad. Sobre el arco de entrada destacan los escudos de Sevilla y de España. En estos arcos se llegaron a emplear setecientos veinticinco azulejos de 13 x 13 y fue la culminación de la obra en mayo de 1919. Toda una verdadera obra de arte a la que la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Misericordia presidida por D. José Zayas vertió todo su esfuerzo para no desmerecer esta joya artística barroca que sirvió de remate a esta iglesia.

Bibliografía:

«La Iglesia del Santo Cristo de Arahal. Historia y Arte». Rafael Martín Martín.