Las dos capillas que existen en la iglesia del Santo Cristo no formaban parte de su estructura primitiva; fueron modificaciones que sufrió la iglesia en diversos momentos históricos.

La capilla que se encuentra en el lado de la Epístola, conocida desde su construcción como capilla del Carmen, aunque hoy se le conoce como la capilla de San Luis, fue construida en el año mil setecientos setenta y siete, tal como se refleja en el acta de Cabildos de veinte de agosto del citado año. La capilla es de planta rectangular de 5,25 x 2,50 mts cubierta por un lucenario con pilastras y arcos de medio punto cegados, a la que se accede a través de dos magníficas verjas de hierro fundido, una a la nave central y otra al crucero que fueron donadas por Da Teresa Zayas Arias de Reina y añadidas en el año mil novecientos veintisiete. Contiene esta capilla un retablo de la misma fecha de construcción, realizado en madera de Flandes dorada y policromada, con banco, cuerpo y tres calles y remate, observándose ya en el mismo la presencia de la columna como elemento sustentante que viene a sustituir a los estípites y decorado con rocallas, motivos geométricos y ángeles como corresponde a la última etapa del retablo barroco. Se desconoce la autoría del mismo.

Sus calles laterales guardan una perfecta simetría y contienen sobre voladas peanas dos pequeñas imágenes del siglo XVIII en madera policromada, que representan a San Joaquín y a Santa Inés, que acompañaban a la Virgen del Carmen, que ocupaba la hornacina central. La imagen de Santa Inés, la joven y mártir italiana, que vivió en Roma en el s. III, está representada portando sus atributos más característicos el cordero blanco, símbolo de su virginidad y la palma del martirio y la de S. Joaquín, que es poco frecuente su representación, aparece en este retablo como un anciano de mediana edad que lleva en sus hombros un cordero. Estas esculturas procederían de otro retablo, dada la incoherencia iconográfica de las dos imágenes.

La calle central sufrió una profunda modificación en el año mil novecientos treinta y seis que afectó tanto a la estructura del retablo como a la iconografía en ella representada: En el banco se abrió en el centro una pequeña hornacina para colocar en la misma una pequeña imagen de candelero de la Virgen del Carmen, para que la advocación a esta imagen siguiese representada en esta capilla, ya que la imagen de la Virgen del Carmen que presidía el retablo, que ocupaba la hornacina central y que databa de fines del siglo XVIII, fue quemada. Esta pequeña imagen (0,48 x 0, 22) obra del siglo XVIII es de madera policromada y ojos de cristal, con ráfaga de plata. Viste el habito de la orden y lleva sobre el brazo izquierdo al Niño Jesús y sobre el derecho el Escapulario.. Fue donada por Da María Piñar Tapia a finales del mil novecientos treinta y seis. La advocación a la Virgen del Carmen ha gozado de amplia devoción en esta capilla, tal como nos lo atestigua el pequeño cuadro situado en uno de los muros de la capilla que contiene la siguiente inscripción:

“E. YLMO. SR. D. FELIPE ANTONIo SOLANO OVISPO DE ZEUTA CONSEDE 40 DÍAS DE INDV AELQUE RESARA UNAVE M. DELANTE DESTA IMAGEN D.N.S.D. CARMEN. A. DE 1774”

La hornacina central la preside la imagen de S. Luis, joven que significa la vida contemplativa y cuya devoción fue siempre muy difundida por los jesuitas. Esta escultura fue realizada por Antonio Castillo Lastrucci y donada a la Hermandad por Da María Ramona Piñar Tapia. La imagen es una representación simbólica del único hijo de la donante que falleció joven, tal como se refleja en la inscripción de la peana donde descansa la imagen: “Para perpetuar la memoria de mi hijo Luis Blanco Piñar que subió a los cielos a los 17 años el 30-9-1936 mandó construir esta imagen Su Madre María Piñar Tapia. Año MCMXXX VI“. Sobre la hornacina central aparece representado uno de los símbolos marianos más significativos: la corona, que aparece en medio de una ráfaga. El remate del retablo está separado del cuerpo por una cornisa curvilínea en el centro, guardando la misma disposición que el cuerpo : una parte central y dos laterales separadas igualmente por columnas y con decoración de rocallas. En el centro de unoscírculos concéntricos aparece reflejada la simbología mariana por excelencia.

La segunda capilla está situada frente a ésta, en el lado del Evangelio, de iguales dimensiones y construida en el año mil ochocientos noventa y cinco, siendo Hermano Mayor D. Eduardo Benjumea y Gil de Gibaja, quien sufragó los gastos de la construcción de la misma, tal como figura en el acta de Cabildos del veintitrés de julio de mil ochocientos noventa y cinco. La capilla se encuentra situada en el lado del Evangelio, conocida como la capilla del Sagrado Corazón, es de planta rectangular y de iguales dimensiones que la capilla de San Luis. Está cubierta por una bóveda simulada, protegida con techumbre de vigas de madera y tejado y recibe luz por una claraboya situada a la izquierda, que comunica con la calle Juan Leonardo. Tiene dos magníficas verjas, una que da a la nave central y otra al crucero, ambas donadas por el citado Sr. Benjumea.

sagrado_corazonSu retablo es de madera dorada y policromada, con hornacina central, columnas de orden clásico y frontón, con rocallas como elemento decorativo. Pertenece al primer tercio del siglo XIX y sufre una modificación al ser colocada en esta capilla, ya que se amplía tanto por ambos lados como por su parte superior, al no tener las mismas medidas que el espacio donde iba ubicado. Presenta en su parte superior un sol radiante dorado y una cartela con un pasaje del
Evangelio de San Mateo,
Cap XV, V 28 “Venid a mí
todos los que estáis trabajados
y cargados y yo os alivaré”.Preside este retablo la imagen del Sagrado Corazón, imagen tallada en madera y policromada, construida en los talleres Salesianos de Sevilla y donada por Da Juana Benjumea, Vda. de Cámara. A ambos lados del retablo se encuentran dos cornucopias de gran valor artístico (0,6 x 0,32) en madera tallada y dorada, con rocallas, obra del siglo XVIII. Este retablo contiene
sobre la mesa del altar una
imagen de la Virgen del Carmen, talla moderna que fue donada a la Hermandad por Da Carmen Troya Zamudio, Vda. de Benjumea en el año mil novecientos noventa y tres y que fue colocada en el altar de la Divina Pastora, supliendo el espacio vacío que dejó esta imagen, al ser trasladada a la nueva residencia de las Hermanas del Rebaño de María, ya que era propiedad de las mismas.La otra imagen que se encuentra sobre la mesa del altar del citado retablo representa a la Inmaculada, es de madera policromada, obra del siglo XVIII y de autor desconocido. Esta imagen se encontraba presidiendo una de las enfermerías del hospital, convertida después en dormitorio de ancianos. Se encuentra decorada esta capilla con una magnífico cuadro, situado en la pared que linda con elcrucero. Este cuadro, titulado la Inmaculada (2 x 3) es una obra de fines del siglo XVII, sin firma, atribuido a un autor del círculo de Herrera el Joven. El tema representa una original versión del triunfo de María, madre de Jesús, sobre el pecado que hasta la Encarnación tenía cautivo al género humano. La Virgen embarazada es arropada por el Padre Eterno al que abraza y por el Espíritu Santo que aparece en la parte superior de ambas imágenes. La Virgen adopta una actitud de huir del mal, representado por el dragón que lucha con el ángel S. Miguel que con su lanza lo arroja al infierno, todo ello rodeado de ángeles que contemplan este hecho. Es la representación de la visión apocalíptica, que aparece descrita en el capítulo XII de la Apocalipsis de San Juan. La triunfal figura de la Virgen embarazada, de dinámica composición de paños y acentuada por la blancura de su túnica, contrasta con la retorcida representación del dragón. Este lienzo presenta una gran semejanza con un cuadro de Sebastián Martínez, titulado la Virgen de la Esperanza, que se encuentra en la catedral de Jaén, tanto por la extraña temática como por el colorido. El cuadro fue entregado en depósito el día quince de enero de mil novecientos noventa y ocho por las hijas y herederas de Da Carmen Troya Zamudio, Vda. de D. José Manuel Benjumea Vázquez al entonces Hermano Mayor de la Hermandad de la Santa Caridad y Misericordia, D. Rafael Martín Martín para que fuera colocado en la capilla del Sagrado Corazón de la iglesia del Sto. Cristo, siguiendo las instrucciones contenidas en el testamento de esta Señora, que había fallecido el veintitrés de noviembre de mil novecientos noventa y siete. En esta capilla se encuentra una cripta a la que se accede a través de una lápida situada delante de la verja que comunica con el crucero, con una inscripción epigráfica que dice: “Esta capilla y panteón fueron construidos por D. Eduardo Benjumea Gil de Gibaja y Da Carmen Zayas y Zayas, su mujer. 1896 “.

Bibliografía:

«La Iglesia del Santo Cristo de Arahal. Historia y Arte». Rafael Martín Martín.