La noche del viernes 14 de marzo quedará grabada en la memoria de los fieles de Arahal como una jornada de profunda devoción y recogimiento. A pesar del frío y la jornada lluviosa que marcó el día, la imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia presidió el Vía Crucis organizado por el Consejo de Hermandades y Cofradías, un acto de fe que recorrió las calles de la localidad.
A las 21:00 horas, las puertas de la Iglesia del Santo Cristo se abrieron para dar inicio al cortejo. Un nutrido grupo de hermanos encabezaba la procesión, seguido por las representaciones de todas las hermandades de Arahal, así como miembros del Consejo Superior y la presencia institucional del alcalde y el teniente de alcalde. En el interior del templo, se rezaron las dos primeras estaciones del Vía Crucis antes de que las andas con la imagen del Cristo iniciaran su recorrido por las calles.
El discurrir del cortejo llevó el rezo a distintos puntos emblemáticos de la localidad. La Calle Duque fue testigo de una de las estaciones más solemnes, celebrada frente al azulejo de San Antonio. La procesión continuó por calles menos habituales para la hermandad, como Madre de Dios, María Beltrán y Morón, aportando al recorrido una sensación de novedad y recogimiento entre los fieles.
Uno de los momentos más especiales de la noche tuvo lugar en el interior de la Parroquia de Santa María Magdalena, donde la imagen del Cristo de la Misericordia se encontró ante la Virgen de las Angustias, el altar de Nuestra Señora de Montemayor, la patrona Santa María Magdalena en el altar mayor, Nuestro Padre Jesús Nazareno y el Santísimo Cristo de la Esperanza. Estas escenas, llenas de simbolismo y emoción, quedaron como estampas inolvidables para todos los presentes.
De regreso a la Iglesia del Santo Cristo, la imagen del Señor continuó siendo acompañada por numerosos fieles, que no dejaron de rezar y seguir el cortejo con devoción. La solemnidad del momento se vio acentuada por los cantos del coro de la hermandad y la capilla musical de Jesús, que elevaron la espiritualidad del acto.
Una vez en el templo, el Vía Crucis concluyó con el rezo de las dos últimas estaciones, encomendando a todos los presentes a vivir la Cuaresma con recogimiento y fe. Así finalizaba una noche de oración y reflexión, en la que el Cristo de la Misericordia volvió a recorrer Arahal.
Fotos: Fernando Gallardo Humanes